Diseño Humano en las Relaciones
- Tu Autoridad Interna
- 5 abr
- 3 Min. de lectura

Las relaciones nos ofrecen uno de los espacios más transformadores para los seres humanos.
Lo más importante en cualquier relación es entender que esa conexión es un quantum de dos personas, en la que, te guste o no, renuncias a ser quién eres, al igual que la otra persona renuncia a ser quién es.
El Diseño Humano nos ofrece un entendimiento que nos puede ayudar a superar conflictos y a construir relaciones más sanas y respetuosas.
Conocer cómo conectas con otra persona mecánicamente te ofrece una visión muy reveladora y libre de culpas, que puede marcar una gran diferencia en tus relaciones.
Una de las cosas más increíbles para mí cuando descubrí la mecánica de las relaciones, fue entender que nunca conoces al otro realmente; lo que conoces es la mecánica que estableces con esa persona, que poco tiene que ver con lo que la otra persona es. Por tanto, cuando decimos: “te conozco muy bien” realmente sería más correcto decir: “conozco muy bien la mecánica que conformamos juntos”.
Conocer tu tipo y el de la otra persona y entender la conexión que se establece entre ambos, te abre la posibilidad a ver la relación desde otra perspectiva. Por ejemplo, si eres Generador y la otra persona te impone en vez de preguntarte, esto puede ser un foco importante de conflictos. O si eres Proyector y no entiendes que estás condicionado por la energía del otro y esto te puede llevar a un ritmo que no es el tuyo. O eres Manifestador, no conoces el impacto que tienes en el otro y no entiendes por qué se enfada contigo continuamente. O eres Reflector y no ves la relación narcisista que puede establecer el otro contigo. Esto son sólo ejemplos que nos ayudan a ver la importancia de entender la mecánica natural con la que se dan las relaciones.
El gran dilema para los seres humanos es que, establecemos nuestras relaciones desde la mente, es decir, establecemos relaciones que están condicionadas por lo que pensamos que tiene que ser una relación en base a lo que hemos aprendido de manera homogeneizada a lo largo de nuestra vida. Entonces, nuestras relaciones se convierten en: lo que tú deberías cambiar para que esta relación continúe, lo que tú deberías hacer para que yo sea feliz, lo que no deberías hacer si no quieres que me enfade, la dirección que debería tomar esta relación para que sea fructífera, la manera en la que deberías comportarte, lo que deberías pensar, lo que deberías sentir, lo que deberías hacer por mí… Y, en definitiva, todo lo que yo pienso que tú tienes que cambiar para que yo acepte esta relación.
Mientras pensamos cómo deberían de ser nuestras relaciones (en vez de vivirlas), nos perdemos el gran potencial de transformación que nos ofrecen, por difíciles que éstas sean, de hecho, cuando aceptamos la relación tal y cómo es, la dificultad desaparece, y se abre ante nosotros la posibilidad de descubrir lo que es una relación realmente.
Saber dónde habrá química y dónde no, o en qué aspectos conectarás y en cuáles no, te lleva a mirar la relación desde una perspectiva muy distinta, donde el objetivo no es cambiar ni mejorar nada, sino aceptar y respetar lo que eres y lo que el otro es.
Si quieres conocer más acerca de las relaciones desde la perspectiva del Diseño Humano, te invito a participar en el taller: Cómo Construir Relaciones Sanas.
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