Criar a un niño Manifestador puede ser una aventura emocionante y desafiante. Estos niños son únicos en su capacidad para iniciar la acción de manera natural, lo que los distingue de otros tipos en el sistema de Diseño Humano. En este artículo, exploraremos cómo criar a un niño Manifestador respetando su necesidad de libertad, su naturaleza indomable, y su independencia, al mismo tiempo que le enseñamos a pedir permiso para facilitar su interacción con el mundo.
Los Manifestadores son los únicos de los cuatro tipos, que existen en Diseño Humano, diseñados específicamente para iniciar la acción. Su frecuencia orgánica los lleva a moverse libremente y a comenzar proyectos por su cuenta. Esta capacidad de iniciar es tanto su mayor fortaleza como su mayor desafío, ya que su movimiento puede causar interferencia y provocar reacciones en quienes los rodean.
La naturaleza de un niño Manifestador es indomable y rebelde. Necesitan moverse libremente y explorar el mundo a su manera. Este deseo de libertad puede llevarlos a conflictos con sus padres quienes querrán atar en corto al niño haciendo que éste procese mucha rabia e ira, que, a su vez, puede ser amplificada por los padres, haciendo que la bola se haga cada vez más grande. Es esencial reconocer y respetar esta necesidad de libertad para permitirles desarrollarse de manera saludable.
Una pauta esencial para un niño Manifestador es que aprenda a pedir permiso y dejarle manga ancha para que vea que, realmente, cuando lo hace, se le deja hacer o se le explica claramente porque no puede hacer lo que quiere en ese momento.
Los niños Manifestadores son muy autónomos e independientes. Prácticamente nacen y ya se quieren ir de casa. Es importante proporcionarles su propio espacio, como una habitación donde se sientan los dueños y los jefes. Este espacio personal les ofrece un refugio donde pueden ejercer control y hacer a su antojo.
Es muy importante asegurarse de que se van a la cama antes de estar cansados ya que necesitan tiempo para relajarse antes de dormir y poder tener un sueño reparador. Es fundamental entender que, si le obligas a hacer cualquier cosa, normalmente no te va a hacer mucho caso. Siempre es mejor dejar la información en el aire y esperar a que ellos la capten. Por ejemplo, cuando quieras que se vaya a la cama, no le ordenes que lo haga, lanza mejor una frase de este tipo: “Parece que va siendo hora de irse a la cama”. Esto no quiere decir que te vaya a hacer caso a la primera, pero de esta manera evitarás que irse a la cama se convierta en una pelea, y con el tiempo se irá creando una rutina en la cual él mismo se irá a la cama sin necesidad de que le digas nada.
Criar a un niño Manifestador implica encontrar el equilibrio entre fomentar su independencia y enseñarle habilidades esenciales para evitar las interferencias con las que normalmente se topará en su vida. Respetar su autonomía y su naturaleza indomable, mientras se les enseña a pedir permiso, les ayudará a moverse libremente en este mundo. Al proporcionarles su propio espacio y asegurarse de que tengan un ritmo de sueño adecuado, estarás apoyando su desarrollo integral.
Entender que cada niño tiene su expresión única y diferenciada, y que nuestra labor es fomentarla y respetarla para que tomen decisiones como ellos mismos, es la esencia de nuestro trabajo como padres.
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